viernes, 9 de diciembre de 2011

Capítulo XIV

Llegué al aeropuerto de Buenos Aires sin ningún problema. El viaje había sido largo pero tranquilo.
Bajé del avión, recogí mis maletas y cuando llegué a la salida pude distinguir al fondo cuatro figuras con una pancarta en mano con letras de color fluorescentes que decía: " Bienvenida Mariana a tu querida Argentina".
No podía estar más emocionada. Rápidamente me acerqué a ellos, e indudablemente era la familia de mi amiga Candela. Era aún más emocionante porque era la primera vez que los veía en persona. 
Dejé mis cosas en el suelo y sin dudarlo un segundo abracé fuertemente a Candela. Las lágrimas salían de mis ojos. Tanto tiempo esperando este momento.


-¡Ami! ¡No lo puedo creer aún!
-¡Yo tampoco!
Seguíamos abrazadas.
-¿Cómo andás?
-¡Genial! ¿cómo quieres que esté? ¿y vos, qué onda? -le dije en tono broma imitando su peculiar acento-
-Más que genial, pronto serás una de los nuestros con acento y todo.
-Jajajaja, eso espero.


Después de saludar al resto de su familia, sus padres Pablo y Florencia, y su hermana Agustina, nos condujimos hacia el coche de su padre que se encontraba parado a la salida del aeropuerto.
No podía creer que estuviera en Argentina, el sueño de toda mi vida.
Mientras íbamos de camino a su casa, aproveché para mandar un mensaje a mis padres, a Blanca y a Lucas avisándoles de que había llegado sin ningún problema. 
Estuve todo el camino hablando con la familia y contándonos millones de cosas, me sentía muy cómoda y feliz. 
Finalmente después de casi una hora llegamos a la casa de mi amiga Cande y rápidamente me sacó del coche y me llevó al interior sobre todo para mostrarme la habitación que íbamos a compartir, es decir, su propia habitación, en ese sentido me encantaba la idea de poder por la noche tirarnos horas y horas hablando.
Cuando entré en su habitación, me encantó todo. Tenía las paredes de color beige y todos sus muebles eran estilo vintage de color blanco, tenía una gran ventana donde penetraba la luz del sol y colgaba de ella unas largas cortinas de color azul cielo. Tenía una estantería llena de libros, una afición que compartíamos. Dos camas, y una de las paredes estaba cubierta de fotos de cumpleaños, de cuando era pequeña, de salidas con amigos,etc.


-Cande, me encanta.
-¿Si?
- Totalmente.
-Me alegro, bueno vamos a agarrar las maletas al coche y dejás tus cosas acá, más tarde ahí está el placard, lo hemos dividido en dos para que puedas tener tu parte y ahora comemos algo y descansás.
-Gracias Cande, sos una amor.
- Te quiero mucho ami,  no puedo creer que estemos juntas.
-Yo también. -nos abrazamos-


Fuimos al coche, recogí mis maletas y las dejé en el cuarto. Luego me enseñó su casa, era espaciosa y con mucha luz, un sueño. Nos condujimos a la cocina y me hizo las típicas milanesas para comer, estaban buenísimas. Parecía que el estado de shock por así decirlo en el cual me encontraba, porque aun no podía creerlo, hacía olvidar por momentos mi vida en España. Sí, era algo extraño y solo habían pasado horas. Pero más tarde Candela me invitó a que me fuese ya a dormir, había sido un largo viaje y aun no estaba acostumbrada al cambio de horario. Mañana sería otro día.
Dejé mis cosas en una esquina de mi habitación y solo abrí una de mis maletas para buscar un pijama.
Me lo puse y me metí enseguida a la cama, cogí mi móvil para ver si tenía nuevos mensajes y...su mensaje me hizo volver a la realidad, a salir de mi estado de shock.


"Me alegro de que hayas llegado sin ningún problema, solo han pasado horas desde la última vez que te vi y lo único que no puedo hacer es dejar de pensar en ti. Creo que no aguantaré mucho sin coger un avión destino Argentina y llevarte conmigo. Recuerda : Te quiero. Lucas."

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