viernes, 30 de septiembre de 2011

Capítulo VIII

Era de día, la luz penetraba por los huequitos de mi persiana, parece que iba a hacer buen día y no me equivocaba. Cuando me levanté y abrí la persiana, un espléndido sol se encontraba en medio del cielo.
¡Qué bonito un día así para ser el último!


Me dirigí hacia mi armario y me vestí con algo sencillo. Bajé a desayunar, toda mi familia me esperaba, era mi último desayuno con ellos. Me prepararon de todo y estuvimos un largo rato hablando y recordando viejos tiempos y de todo lo que comenzaría con mi nueva vida en Argentina.
Cuando terminé, me cepillé los dientes, me senté en la cama y me puse a pensar en muchas cosas, hasta que me acordé que esa noche iba a cenar con Lucas. Nuestra última cena, no sé que iba a hacer sin él...sin verle...iba a ser duro.

Esa semana la había dedicado a guardar todo lo que me quedaba de las últimas maletas y recoger la habitación. No hice nada más hasta que se hicieron las 20:00pm y decidí empezar a prepararme.
Me duché y me puse mi mejor vestido, uno de color rojo, palabra de honor con zapatos a juego. Decidí ponerme aquel colgante, mi favorito, que me regaló Lucas por mi cumpleaños de los dieciocho. Un corazón plateado con una inscripción donde decía "Siempre en ti". Que recuerdos me trajo al observarlo, enseguida me maquillé, labios rojo carmesí y ojos ahumados, por último dejé mi larga melena suelta.
Me senté en la cama al terminar y respiré hondo, tenía todo bajo control, solo sabía que al final de la noche acabaría con la cara llena de manchurrones de llorar.

Eran las 21:00pm, sonó el pitido de un coche, era él. Estaba nerviosa... y no sabía por qué. Era algo normal quedar con él.
Bajé y me esperaba al salir, estaba guapísimo, nunca lo vi tan arreglado...esmoquin...pelo desaliñado...
Parecíamos que íbamos a una boda. 
Cuando me vio, se quedó con la boca abierta...

-Lucas, cierra la boca que te van a entrar moscas...jajajaja -le dije sonriendo-
-¡Oh! Madre mía...Mariana...estás...estás...impresionante.
 (Sentía que un pequeño rubor subía a mis mejillas)
-Gracias, pero tú más eh...
-Jajajaja no, tu más.
-Anda...mejor lo dejamos en los dos...jajajajajaja
-¿Preparada?
-Si, ¿a dónde me llevas?
-Pues no creas que te llevo al mejor restaurante, jajajaja, me lo he currado yo solito, así que ya verás.
-Aiaja...que nervios.
-¿Estás nerviosa?
-Si, mucho.
-Jajajaja, bueno tranquila.
-Ya me tranquilizo...aummm.
-Jajajajaja tú y tus meditaciones.

Subimos al coche, olía a violetas, mi aroma favorito.
-¿Le has echado ambientador de violetas al coche?
-Jajajajajaja
-¬¬ Responde.
-No.
-¿Entonces? Sabes que es mi aroma favorito.
-Si, lo sé, y por eso quería regalarte esto...



                                               No se pierdan el próximo!!!

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